La lógica humana que tiende a la autoconservacion y la proliferación de la especie dicta que por puro instinto huyamos del peligro, a veces exceptuando el peligro medido y la adrenalina que parecieran inyectar energía a la existencia misma. Sin embargo, somos sumamente precavidos en situaciones que podrían poner en riesgo inminente la vida y más aún, la entereza psíquica y emocional. Aquí siempre jugamos a ganar sin apostar todas las reservas; es aquí donde medimos riesgos y buscamos siempre el beneficio inmediato y posterior. Buscamos seguridad, placer y permanencia en el estado utópico de perfección. Sin embargo a veces, y solo a veces, a sabiendas de una colisión inminente... Aceleramos.
Alegata y Quebranto
miércoles, 11 de enero de 2023
sábado, 11 de septiembre de 2021
Hoy llore de nuevo
Hoy lloré de nuevo,
hoy sentí ese hueco en el pecho
tan grande como el humo
tan frío como hielo...
Hoy al despertar fue un hecho
Que las lágrimas montaron abrumo
Hoy el vacío fue tan grande
que salió en un grito ahogado
en mi almohada albergado.
Hoy llore como lo vengo haciendo
hace más de un mes, muriendo.
Hoy lloré al saber que estas aqui
pero no eres más quien conocí.
sábado, 22 de febrero de 2020
Nadie Menos
Hace algunos siglos mi pueblo temió a la oscuridad y descubrieron el fuego, luego temió a las enfermedades y creo la medicina.
Hace algunos años, muy pocos... mi pueblo temió al chupacabras, a las momias...
Hace poco menos, temimos a las drogas, después al huachicol. Temimos a la guerra y hace un poco temimos, quizá como nunca a los cárteles... a una bala perdida.
Hoy tememos no regresar a casa.
Hoy quisiera no tener que gritar, no tener que luchar, no tener que usar todas las fuerzas que el miedo y el coraje puedan darme solo por preservar un último aliento.
Hoy, solo quisiera saber que veré de nuevo a mi familia o el amanecer, pero mientras un extraño me mete en una bolsa, esas posibilidades desaparecen.
Grite, arañe, mordi!! Hice todo cuanto pude, pero nadie quiso ayudarme. Yo sabía que si me llevaban, no volvería. Y finalmente lloré... hasta el último sollozo que tenía.
Porque me haces daño? Yo no te hice nada. Caminar por la calle no es delito alguno. Porque destruirte mi cara a golpes? Porque aprisionaste mi cuerpo? Porque destruiste mi sexo? Porque me arrancaste la vida?
#NadieMenos
Hace algunos años, muy pocos... mi pueblo temió al chupacabras, a las momias...
Hace poco menos, temimos a las drogas, después al huachicol. Temimos a la guerra y hace un poco temimos, quizá como nunca a los cárteles... a una bala perdida.
Hoy tememos no regresar a casa.
Hoy quisiera no tener que gritar, no tener que luchar, no tener que usar todas las fuerzas que el miedo y el coraje puedan darme solo por preservar un último aliento.
Hoy, solo quisiera saber que veré de nuevo a mi familia o el amanecer, pero mientras un extraño me mete en una bolsa, esas posibilidades desaparecen.
Grite, arañe, mordi!! Hice todo cuanto pude, pero nadie quiso ayudarme. Yo sabía que si me llevaban, no volvería. Y finalmente lloré... hasta el último sollozo que tenía.
Porque me haces daño? Yo no te hice nada. Caminar por la calle no es delito alguno. Porque destruirte mi cara a golpes? Porque aprisionaste mi cuerpo? Porque destruiste mi sexo? Porque me arrancaste la vida?
#NadieMenos
sábado, 20 de abril de 2019
Hachisunohana
El primer recuerdo que tuvo fue el aroma a petricor que le
taladraba el cerebro, las manos ardorosas y los talones mojados una y otra vez,
mientras se agachaba… hasta que comenzaban a partirse.
Estaba en un continente totalmente distinto, donde todos a
su alrededor trabajaban de sol a luna recogiendo distintos productos directo de
la Tierra. Ella recogía arroz.
Jamás recordó haberse sentido tan cansada. Le dolían los
hombros por el peso de su propio cuerpo, los codos por la posición que mantenía
por horas y días, uno tras otro, encogida entre los cultivos que muchas veces parecían
las piscinas de los lugares mas fantásticos.
Empezaba a trabajar al amanecer y fue así como notó, que
los colores del sol radiante que comenzaba su jornada, tornaban aquellas aguas
de colores rosados y ocres en una mezcla tan grata a sus ojos que la hacían sonreír.
Y al terminar, el reflejo de la luna iluminaba su rostro y le hacia brillar de
nuevo los ojos.
Así, los días transcurrían sin muchos cambios, trabajadores
iban y venían, pero casi nunca hablaban; todos se sumergían hasta las pantorrillas
en los campos de arroz mientras soñaban con un mejor futuro sin parar de tirar
de las espigas de granos pequeños.
Una tarde algo fue distinto… sintió un escalofrío recorrer
su espalda sin razón aparente. Era obvio que no era una gota de sudor recorriéndola,
pues estaba tan empapada que una gota ya no sería de gran diferencia. Pensó que
era un reflejo del sol que la había sorprendido a media pupila, pero eso no la habría
hecho estremecer de esa manera. Tal vez algún insecto le habría picado los pies…
pero no era dolor lo que sentía.
Levanto la vista un segundo, se erguía poco a poco… pero no
encontraba la fuente de esa sensación que más bien, parecía estar desnudándola
frente a todo el mundo. Era como si sus ropas se convirtieran en fina seda que
se resbalaba por su piel humedecida, y el calor intenso de los rayos del sol, ya
entrada la tarde, quemara su cuerpo desde dentro.
Giro su cabeza en busca de la fuente de aquel fulgor. A la
derecha… a la izquierda… nada parecía diferente. Fue entonces que tuvo que
girarse por completo para encontrarse de golpe con la mirada de aquel hombre.
Comprendió, que el ardor que sonrojaba sus mejillas había nacido
en el café de sus ojos, en la comisura de sus labios.
No sabia quien era, no recordaba haberlo visto jamás, pero
algo dentro de ella sentía que se pertenecían. ¡Si! Era una total locura, pero ¿Quién
dice que no lo es el amor?
Bastó solo una seña de sus cejas, para que esa tarde ella
corriera a encontrarse con el detrás de un árbol que se alzaba enorme fuera del
cultivo, y cuando estuvieron por fin frente a frente, con solo medio metro de
distancia, no hizo falta decirse nada. Se miraron tan fijamente que el tiempo a
su alrededor se detuvo, los rayos del sol se volvieron mas amarillos y los
rodearon como jugueteando entre sus cuerpos, y sus respiraciones fueron tan
profundas que el aire que exhalaron movía las hojas de los arboles a su alrededor.
Él rozó su mano con la punta de su índice izquierdo y ella,
en respuesta, le mostró la palma de su mano, en un tanor de confianza y
apertura. El campo de arroz había dejado en esta más de una cicatriz, que con
el tiempo se fueron confundiendo con las líneas mismas que nacieron en su mano.
Él, la tomó delicadamente entre las suyas y la condujo a su pecho, donde el corazón
parecía querer saltar a través de su garganta y salir de su pecho, como el
cachorro que brinca de alegría cuando su dueño llega a casa tras un día largo
de trabajo.
Parecieron pasar mil años en ese solo instante; en realidad,
pasaron 73 años, pues desde ese día, ni ella dejo de ver sus ojos, ni el soltó
jamás su mano.
sábado, 13 de abril de 2019
El Chaman del tiempo
(Parte 1)
Ella
se recostó boca abajo, completamente desnuda y agobiada por el calor de la
noche. Esperaba ansiosa la caricia de un amante, tal vez un beso, pero solo de
aquel con quien había decidido últimamente compartir sus días. ávida de un
gesto que denotara su interés sexual para no tener que hablar de planes
futuros; conversación a la que siempre llegaban. Interesada mas que nunca en
conocer de su pasado, de sus deseos, de tu intimidad.
Pero
eso, perfectamente, no sucedió….
En su lugar
escuchó en un momento de silencio sepulcral, el jadeo de su aliento, tal como
si fuera el estruendo más grande jamás concebido en la historia del hombre.
Y ahí
estaba él, aquel a quien juraba conocer de toda la vida, pero que hacía meses
apenas había acreditado su existencia en el mundo. Aquel, cuyo latido se
sentía percutir una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez… embriagándola
en un ritmo que parecía infiltrarse a su sistema por cada poro, en cada célula
como bailando al compás de un bongo africano.
Se
sintió perdida en el sonido, cuyo patrón solo se interrumpió por el estupor que
causó el sentir las yemas de sus dedos por la espalda… como si una corriente
eléctrica recorriera de su nuca a la punta del dedo gordo de su pie derecho. Comprendió
que aquel extraño aroma que percibía era totalmente nuevo, entre su perfume, su
sexo, sudor y saliva, mezclado de una forma tan espesa que le costaba respirar
aquel delicioso elixir de éxtasis. Era como si una neblina lo cubriera todo y
sus ojos se sintieran pesados entre notas moradas de un humo que le daba risa.
¿De
donde salieron esos destellos de colores turquesa y blanco? Incomprensible, si,
pero en ese momento parecía no tener importancia.
Por
fin dejo que sus ojos se cerraran, pues el peso ya era demasiado. Él seguía
recorriendo palmo a palmo su nuca, su espalda, sus nalgas, sus piernas, sus
pies y sus antebrazos en una hermosa sinfonía de movimientos lentos y
constantes. Sentía sus dedos y sus palmas frotar su piel, estrujar sus músculos
y liberar la tensión que sus nervios le proveían con singular cansancio.
Ella,
comenzó entonces a pensar en el día tan pesado que había tenido, en el día
anterior, en el fin de semana pasado. Algo llamo su atención cuando dejo de
sentir los movimientos que tan prodigiosamente aliviaban su cuerpo para sentir
entonces el calor que aliviaba su espíritu. Las manos de ese extraño que se convertía
en conocido se transformaron en las manos de un ser místico que inyectaba
energía en cada centímetro de su piel, algo parecido a la energía que proyectaría
un chamán. Sentía que un rayo recorría su espina dorsal cada vez que él
calentaba sus manos con su aliento antes de tocarla. Escuchaba una y otra vez
el sonido de la fricción entre las manos como lava y su piel entumecida.
Un
hilo de memoria llego a su mente, con un extraño aroma a mar, a tierra mojada,
a pólvora, a hierba fresca, a nieve… se
recordó esclava y marinero. Se recordó gitana y mendigo, se recordó a si misma
en situaciones que no sabía que existían en su inconciencia y que ahora
regresaban de manera fantástica en un sinfín de imágenes coloridas, de
sensaciones, de sentimientos. Y el aroma de su perfume la acompañaba. El calor
de sus manos la acompañaba. El vaho morado la acompañaba. Solo los destellos
fueron sustituidos por las hojas que una vez vio caer en otoño y las gotas de
lluvia de esa tarde en que viajo al otro lado del mundo.
No entendía
bien lo que pasaba, no sabía de donde habría salido tanta fantasía. ¿acaso de
su imaginación?, ¿soñaba? ¿O realmente estaba recordando momentos que jamás le
habían sucedido?
Así
como llegaron, en un hilo se fueron, pero dejaron en su pupila grabada y sin
tiempo la duda de lo que en realidad sucedía. Las manos se detuvieron el centro
de su espalda y la comprimieron hasta que sus huesos regresaron a su posición
original, aquellos que la mala postura había removido de su sitio.
El besó
su espalda, con todo el amor y la ternura que ella jamás imagino. Se convirtió
de nuevo en el hombre y con una sonrisa en su rostro respiro profundo sin saber
lo que había causado. Ella sintió su peso caer a su lado en la cama y noto q no
había soñado, que habían transcurrido apenas unos minutos y en esos ella
conoció todos los sentimientos y miedos que conoció el ser humano.
Solo
entonces comprendió que, aunque no sabía si compartirían el resto de sus vidas,
ya en muchas otras habían logrado encontrarse y en cada una de ellas, se habían
amado como ahora ya habían comenzado a hacerlo.
Lo
miro a los ojos y así se quedaron por un tiempo que le pareció eterno y efímero
a la vez, congelados en la inmensidad del amor que ninguno de los dos
comprendía, mientras él pensaba que nada podría romper el fino cristal de la
caja en que ambos se protegían del mundo, solo estando juntos. Tenía razón.
Y fue así
como nacieron cien historias de esta vida y de todas las anteriores.
jueves, 28 de febrero de 2019
Mi promesa
No quiero prometerte una vida perfecta, ni Paris, ni la luna, ni una estrella; no puedo prometerte miel sobre hojuelas, ni eternas noches de sueños rosados.
No quiero prometerte que estaré siempre de buenas, ni que te amare eternemente, pues no conozco el futuro.
Pero puedo prometerte, en cambio, que habrá dias malos, que tal vez me odies de vez en cuando, que tus habitos y los mios chocarán algunas veces, que querras gritar, querras irte... y yo no dejaré que lo hagas
Quiero prometer que te daré hasta mi ultimo aliento para que esto funcione.
Te prometo, que dare la ultima gota de mi sudor por que seas feliz y que los dias malos y los corajes y las rabietas, no pesen mas que los buenos dias y el cafe por la mañana.
Te prometo, que pagare con sangre si es necesario, por una sonrisa tuya.
Siempre habra dias malos, pero sabes? en un dia como hoy me doy cuenta, que no importa todo lo malo que pueda pasarnos, no importa que tan mal vayan las cosas... siempre sera mas grande lo que sentimos el uno por el otro, el sacrificio que ambos hacemos, un ocaso juntos...
Siempre habrá dias malos, pero hoy te prometo que de alguna extraña manera, alguno de los dos o quizas ambos, haremos que el peor de ellos termine con el calor de un abrazo y tu aroma en mi rostro.
Te amo
No quiero prometerte que estaré siempre de buenas, ni que te amare eternemente, pues no conozco el futuro.
Pero puedo prometerte, en cambio, que habrá dias malos, que tal vez me odies de vez en cuando, que tus habitos y los mios chocarán algunas veces, que querras gritar, querras irte... y yo no dejaré que lo hagas
Quiero prometer que te daré hasta mi ultimo aliento para que esto funcione.
Te prometo, que dare la ultima gota de mi sudor por que seas feliz y que los dias malos y los corajes y las rabietas, no pesen mas que los buenos dias y el cafe por la mañana.
Te prometo, que pagare con sangre si es necesario, por una sonrisa tuya.
Siempre habra dias malos, pero sabes? en un dia como hoy me doy cuenta, que no importa todo lo malo que pueda pasarnos, no importa que tan mal vayan las cosas... siempre sera mas grande lo que sentimos el uno por el otro, el sacrificio que ambos hacemos, un ocaso juntos...
Siempre habrá dias malos, pero hoy te prometo que de alguna extraña manera, alguno de los dos o quizas ambos, haremos que el peor de ellos termine con el calor de un abrazo y tu aroma en mi rostro.
Te amo
viernes, 23 de noviembre de 2018
Mientras dure - Edel Juarez
No me importa mostrarme débil mientras escribo,
si aún no soy fuerte ni nunca lo he sido.
no he aprendido a amar como aquí juegan,
yo amo con los codos, con el sueño, con la voz,
no tengo objeción en no ser correspondido.
no me importa cuánto vivan mis amores,
yo amo mientras dura, mientras puedo,
mientras se vacía el vaso y emprendo mi camino.
no entiendo cómo aman los humanos,
por eso estoy aquí contigo, por tu duda,
por todo lo que no sabes ni averiguas,
por todo lo que das sin saber siquiera que tuviste.
amo tus alas, tus vuelos, tus caderas
donde termina mi noche, mi nostalgia.
no me importa que no entiendas que te amo,
que dudes y llores y preguntes y reclames,
yo te amo,
mientras dure.
Y después de esto me doy cuenta de tantas interioridades que antes no note... mientras dure un dia mas, un mes, o toda la vida.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)