lunes, 21 de agosto de 2017

Nunca dudes cuanto vales

Nunca dudes cuanto vales...
ni en el fulgor de la cima,
ni en el ocaso de la tarde.
Nunca dudes cuanto vales.

Vales lo que un experto diga,
como joya hermosa,
como madera fina.

Vales tanto o tan poco
como lo sabe quien te conoce,
quien te aprecia..
y quien todo te conoce
mas que tu mismo?
quien esta cuando el viento arrecia?
quien esta cuanto el tiempo apremia?
quien esta al recoger los frutos
y al sesgar la hierba?
Tú, tú hombre que hoy se quiebra.

No puede nadie saber
lo que tu alma esconde,
lo que en ti vive, lo que hiere,
o quien te rompe...
solo tú, solo tú, hombre.

No sabe nadie de tu sacrificio,
de tu cansancio, de tu pesimismo.
No sabe nadie con que te conformas
ni donde te encuentras contigo mismo.

Entonces... A quien oír?...

Escucha a quien conoce
tu lado amable,
tu tormenta implacable...
a quien ha visto tus aguas claras
y el yugo de tus armas...
pero sobre todo escucha...
A QUIEN TE AMA.

sábado, 19 de agosto de 2017

Espero curarme de ti- Jaime Sabines

Hoy quiero compartir con ustedes algo que no es de mi autoria, pero sin duda, he sentido en carne viva. Del maestro Sabines, "Espero curarme de ti"

Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.
¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.
Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»).
Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.