miércoles, 19 de abril de 2017

Estaremos.


Estaremos... Como sueños icónicos y sin sentido.
Estaremos como los arrebatos que de niños siempre tuvimos.
Estaremos bajo el sol y la lluvia,
presentes, constantes,
y a veces... Fugaces.

He compartido contigo mis sueños, me he trasnochado charlando contigo. Me conoces, me conoces bien; aun quizás sin haberme visto nunca y cada vez que miro el atardecer, recuerdo que tal vez, si Dios lo quiere, cuando miro el horizonte hacia tu dirección por un instante estaremos mirando lo mismo.
Eres mi primer y ultimo recurso. Hacia donde corro en el temor, en la penumbra, en la oscuridad y en la felicidad. Esa alma mía que nació y creció siempre fuera de mi. Ese igual, ese sin par mas que en la complicidad de nosotros.
Confidente, compañero, colega, espiritista, terapeuta, editor, consejero, escucha... Mas de lo que puedo describir con palabras. Ese mensaje que nunca sobra, que llega en el momento justo... Que está, aunque no lo sepa.

Y aunque nos separen miles de kilómetros, estoy segura, de que vivos o muertos, algún dia, en algún lugar, en esta o en otra vida, en este o en otro espacio... Estaremos.



jueves, 13 de abril de 2017

A quien sabe cómo debería ser y como es

A quien sabe cómo debería ser y como es


          ¿Cuanto ha pasado? 7 años? A veces me parecen más, desde ese día en que las casualidades nos presentaron, a veces, recuerdo tantas desveladas, tantos sueños que nos contamos, y otras veces, sencillamente anhelo menos distancia entre nosotros.

          Hoy son tan difíciles las cosas aquí, sin empleo, ni estudio, el país se cae a pedazos, y nada más que una maleta llena de sueños y un par de botas gastadas con las que seguir caminando, siempre adelante, sin mirar atrás lo que he dejado.

          Cada uno cuenta cada vez que puede lo mal o bien que se siente, pero siempre queda ese sin sabor, ese pequeño vacío, como cuando se te ocurre hacer algo y espontáneamente olvidas que era, siempre un “algo más”, “algo falta”.

          Tantas cosas quiero decirte, pero al intentar relatarte mi día, se abre de nuevo el laberinto de mi mente, en donde me pierdo en los rincones oscuros, lleno de soledades, de desengaños, de vacíos existenciales, lugares que intento llenar con sueños nuevos, y pedazos de algunos viejos, con escusas y auto-engaños, alumbrando el camino con una sonrisa a la que se le terminan las baterías.
Entre tanto y tanto hay nuevas noticias, a veces tontas, a veces escusas, a veces ciertas, a veces nada. Es que la distancia que compensamos con palabras es tan grande que a veces no sé cómo llenarla sin pensar que algo se perderá en el camino.

          Hoy hay música en mi cabeza, en mis dedos, en las cuerdas de mi vieja guitarra, paréntesis temporal que excluye un par de minutos de mi caos y suaviza mis angustias, solo un poco más, y nada más.

          Hoy me enoje mucho, hubo gritos y mi corazón ardió en furia, estas emociones acumuladas solo necesitan una gota más de discordancia para explotar como un volcán que solo sabe dañar cuanto encuentra a su paso, hasta que las aguas se calman, y todo vuelve a ser serenidad y agonía en silencio.


          A veces pierdo el camino, a veces tu mano me ayuda a recuperarlo, a veces prefiero vagar solo en la oscuridad por un rato

martes, 4 de abril de 2017

¿Quién soy?

Para responder a esta pregunta, primero, considero, debemos tomar en cuenta el siguiente video:



La realidad, es una construcción social, por tanto, mi realidad, lo que percibo y que a su vez me afecta o no, es el resultado de las interacciones sociales que intervienen en mis experiencias diarias. Considero, que cada ser humano, es, principalmente, la combinación perfecta y única de pequeñas partes que hemos tomado de quienes nos rodean.

            Si me preguntan quién soy… soy el carácter de mi madre, soy el altruismo de mi padre, soy la alegría de mi hijo, la nobleza de mi pareja, la espontaneidad de mi mejor amigo, soy la poesía de mi mejor amiga, soy todo lo que a los largo de mi vida he “recolectado”, con el único toque de personalidad que llevo de manera innata. Soy la niña que nunca aprendió a andar en bicicleta, soy la mezcla de los personajes de cada libro que he leído, soy el mejor café que bebí y todas las canciones que canté. 

              Soy yo y el gran amor que siento por mi, por la vida, por quienes me rodean y por los mas pequeños y simples placeres de la vida que tanto me llenan.

            Todos buscamos en algún momento esta respuesta y sin duda, es difícil encontrar una con la que estemos totalmente de acuerdo y eso es, en parte, porque cada día nos conocemos un poco más, o identificamos “piececitas” que hemos tomado de quién sabe dónde, quién sabe cuándo. Podría esta también ser la razón de admirar a quien admiramos, de imitar siempre a los miembros de nuestros grupos, bien para encajar, bien para completarnos.
           
            Creo que son esos cambios los que la sociedad llama “madurar”.

Es posible que pueda cambiar mi forma de ser, por supuesto que sí, cambiamos todos los días, nos cambian las nuevas ideas que escuchamos, la gente con la que convivimos, las experiencias que tenemos, hasta el arte que admiramos, aun cuando este último no pareciera decirnos nada, pero provoca tanto…
           
            Cambiamos. Siempre cambiamos. Si es a voluntad o no, es diferente. Creo que involuntariamente siempre lo hacemos, aun sin darnos cuenta, pero querer cambiar una idea, un prejuicio, un hábito… eso sí, vaya que es difícil. Más aun cuando hemos invertido tiempo y esfuerzo en reforzar las ideas y comportamientos; anidándolos bien, sujetándolos a las conexiones neuronales que nos lo permitan, etc.  

            Ahora bien, si libramos esa batalla deberemos enfrentarnos a una más. La batalla que nuestros semejantes nos proveen. ¿Qué pensarán de mi si cambio?, ¿me seguirán aceptando en su grupos?, “¿por qué lo hiciste?”, “¿de verdad piensas eso?”, “¿Crees que está bien?”, etc.

            Sin duda esto pesa, y mucho. Nuestra necesidad constante de socialización nos hace adoptar ideas y acciones que jamás han nacido de nosotros y de igual forma, dejar aquellas que podrían no ser agradables para el ambiente al que deseamos pertenecer. Es imposible dejarlo de lado. El video que mencioné antes habla del efecto Pigmalión… llegar a ser lo que los demás esperan que sea.
           

            Y es así como vamos formando nuestra identidad, tantas identidades como necesitemos, dependiendo del ambiente. O más bien, una sola identidad con muchas caras y matices. 

                   ¿Tú quién eres? y mas importante aun... ¿porqué lo eres?


La princesa de la Boca de Fresa